Por Juan Ordóñez
El trabajo cotidiano puede convertirse, y de hecho se convierte, en algo repetitivo, en algo monótono, si perdemos el enfoque acerca de porqué hacemos lo que hacemos.
Este enfoque debe de estar basado en un propósito mayor, algo profundo, algo que verdaderamente te inspire/motive a mantenerte en ese trabajo.
La mayoría de las personas al verse cuestionados al respecto, responden a la pregunta de ¿Porqué haces lo que haces? Bajo un contexto material: “hago esto para proveer a mi familia y tener cierta estabilidad económica”. Pero la verdad es que para la mayoría no es suficiente, en este mundo material en donde cada vez las economías colapsan con mayor frecuencia, el simple miedo de perderlo todo, es un desmotivante en vez de lo contrario. Nuestro desempeño se ve mermado pues nuestro ánimo cae y esto impacta negativamente la productividad.
Para que nuestro desempeño logre altos estándares productivos, debemos de sentir pasión, amor por lo que hacemos y esto no puede suceder si de manera inconsciente nos movemos con miedo a no tener, a perder todo.
Seguro para algunos, porque así lo eligen o se mal acostumbraron a hacerlo, el miedo es el perfecto motivante, pero la mayoría no funciona así. Pues al principio te puedes mover con cierta facilidad, pero después de un tiempo, se vuelve una carga, una loza muy grande para llevar a cuestas.
Tu trabajo debe de estar alineado con tu vida, con tu sentir y para eso necesitas encontrar el enfoque adecuado, el que te libere del miedo y te impulse a nuevas alturas. A esto es a lo que se le conoce como “realización”.
¿Crees que te estoy mintiendo? Checa los anuncios comerciales de muchas empresas hoy en día, buscan transmitirte el impacto personal/social, no económico de la empresa. Buscan una conexión holística con las personas. Sí, efectivamente siguen queriendo tu dinero, pero comienzan a ofrecerte algo extra a cambio, no tan sólo sus productos.
De igual manera debes de hacer tú, busca ese propósito, es simple, es sencillo, no tiene que ser rebuscado. Cuando lo encuentres, modifica tu enfoque y verás como retomas pasión, amor por tu trabajo, por tu empresa, por la vida.
No siempre podrás hacer lo que amas, pero sí amar lo que haces. Para encontrar tu propósito reflexiona sobre estas preguntas: ¿si no hago yo esto, quién? ¿cómo impacta este trabajo mi vida, a mi familia y a la comunidad? ¿mi rol en esta empresa, qué significado tiene? Y sobre todo: ¿qué siento cuando me levanto en la mañana para ir a trabajar?
Todo es acerca de la conexión, la conexión con tu empresa, con tus compañeros, pero más importante, la conexión contigo.
¿Quieres simplemente seguir sobreviviendo o quieres vivir? Libérate del miedo, encuentra tu propósito, modifica el enfoque y aumenta tu productividad. Al final, puede ser que el resultado económico sea el mismo, pero el cambio personal, será inmenso.
Tal vez no llegues a hacer lo que amas, pero sí puedes amar lo que haces.