Por Juan Ordóñez
Una cosa es bromear acerca de cómo nuestro trabajo no está consumiendo y otra muy diferente es no hacer caso a esa verdad. El estrés laboral puede causar estragos importantes en tu salud integral.
Pero ¿cómo saber cuándo nuestro trabajo no está haciendo trizas? Bueno, existen signos obvios de que tu inofensivo trabajo se convirtió en un monstruo que te consume segundo a segundo.
Revisemos algunos de ellos:
No duermes bien. Si padeces insomnio o no duermes bien, ni le busques, es el estrés del trabajo quien lo impide. Existen estudios que identifican al estrés laboral como la mayor causa de insomnio.
Intolerancia y/o irritabilidad. Sí ni tú mismo(a) te aguantas, síntoma inequívoco que eres presa del estrés y ya en niveles importantes que necesitan atención. Enojo e irritabilidad son sentimientos detonantes para afecciones cardiacas.
Te enfermas con frecuencia. Las oficinas hoy en día son nido de N cantidad de gérmenes y bacterias debido a la escasa ventilación natural. Si a eso sumamos que una de las reacciones físicas producidas por el estrés es la deficiencia de tu sistema inmune, imagínate.
Te duele la cabeza constantemente. Te sorprenderá saber que un importante detonante de estrés es la efluvia electromagnética proveniente de computadoras, celulares y/o cualquier dispositivo inalámbrico. El contacto excesivo con dichos dispositivos merman la armonía de tu estructura energética provocando ciertos malestares.
Dolores de cuello y/o espalda baja. Estos padecimientos aunque considerados comunes entre personas que trabajan, sobre todo en oficinas, no debiera de ser así. Si padeces alguno de ellos es momento de hacer ajustes pues de convertirse en padecimientos crónicos, las probabilidades de revertirlos son escasas.
Trabajas horas extras para cumplir tus metas. Si te quedas hasta tarde para cumplir con tu trabajo, de acuerdo a estudios de primer mundo, no estás cumpliendo con nada de lo que no hiciste en tu tiempo normal. La presión de “cumplir” te genera más estrés y malestar que el no cumplir. Los químicos que tu cerebro libera bajo esa presión y/o estado mental, de hacerse de manera constante (más de 3 días a la semana) son altamente perjudiciales y en detrimento de tu salud mental (memoria a corto plazo, deficiencia sináptica, baja concentración, pobre toma de decisiones, etc.)
Sientes que no aprecian tu desempeño. Si marcaste algunas de las anteriores y esta te cae como anillo al dedo, no le busques más. Estás en el nivel crítico y necesitas ayuda profesional urgente o al menos unas vacaciones. Si sientes que tu trabajo no es apreciado, no importa que hagas, solo(a) no vas poder salir pues aquí es donde el círculo vicioso se fortalece y sólo empeora. Para ponerle la cereza al pastel, es en este punto donde el sólo ver a tu jefe(a) te “enferma”.
La vida laboral no tiene que ser para nuestro detrimento, no tiene que ser un sacrificio. Pon atención y evalúa lo anterior, pero sobre todo pon firme en la balanza que en tu vida, lo más importante eres tú.