Por Juan Ordóñez

Cada vez que pones atención o te enfocas en algo, permites que se manifieste con mayor facilidad en tu vida. No hay escape, una vez que tu enfoque aterrizó en algo, lo ves, lo ves y lo seguirás viendo. Por eso es muy importante elegir a qué le prestas atención hoy en día, si decides seguir prestándole atención a medios amarillistas que sólo cubren la desgracia, sufrimiento y separación de nuestro ser, sin importar para donde voltees, tendrás las mismas escenas. Aún en casa verás, en su medida correspondiente, las mismas situaciones, el niño que se cayó, la lavadora que se descompuso, los focos que se fundieron, las peleas entre los hijos, los hermanos, los padres, etc. Pruébalo y compruébalo tu mismo(a). Tú eliges en qué te enfocas, lo bueno o lo malo, no se trata de negar las situaciones de la vida cotidiana, ni evadir situaciones, se trata de siempre ver el lado positivo, siempre hay uno, siempre.

Aquí te paso algunas sugerencias para ayudarte a empezar a cambiar tu enfoque:

1. En lugar de querer tener la razón, se amable. La realidad está en los ojos de quien la observa, así que todos tenemos la razón, desde nuestra perspectiva, aún en los casos más extremos. Pero no se trata de hacer que tu razón prevalezca, se trata de respetar a los demás y abrazar la diversidad, los puntos de vista obtusos, son los que nos llevan a las guerras y revoluciones. Ser amable te coloca en un estado de tranquilidad y equilibrio con todo lo que hay. Ser amable es no resistirnos.

2. En lugar de enfocarte en lo que hiciste mal o en lo que te molestó, enfócate en todo lo que está bien y da gracias por ello. Este es uno de los puntos donde la mayoría de las personas drenan su energía y se “mal viajan”, pues es como querer apreciar un mural con la nariz pegada a él, sólo ampliando nuestro panorama apreciaremos su contenido. No importa cómo sea tu vida, qué hayas hecho, a qué te dediques, quiénes sean tus padres, o lo que sea, siempre hay más cosas buenas que malas, sólo que por prestar atención hacia otro lado, no las ves. Agradece día y noche, noche y día por las bendiciones que recibes. Aún cuando no sientas genuino tu agradecimiento, el universo, Dios, lo apreciará y te hará ver y sentirlo en su correspondiente medida. No te obsesiones por lo terrible del día, encuentra por lo que puedes estar agradecido(a). Llegado el caso, simplemente agradece porque el día ya terminó, y eso, ya es un comienzo.

3. En lugar de sentirte fuera de control, confía. Cada vez que perdemos el equilibrio, nuestro pensamiento automático es revisar porqué llegué ahí o a quejarnos por lo mal que nos sentimos. Literalmente buscamos culpables, o quién nos la pague. Si tan sólo mostráramos un poco de Fe, sin importar la situación, nos granjearíamos el regreso al punto de equilibrio de manera automática. Confiar en ti, tus recursos y/o en Dios, es la clave para salir del ruido mental que te mantiene atorado(a) y en descontrol. Respirar profundamente, es la manera más sencilla de recuperar la confianza que nos lleve al equilibrio, el enfoque aquí, va dirigido a tu respiración, no a la causa o motivo de tu descontrol.

4. En lugar de insultarte a ti mismo(a) todo el tiempo, opta por escuchar tu voz interior y crear un diálogo interno amoroso. No importa en qué nivel evolutivo te encuentres o consideres que te encuentras, todos de una forma u otra nos insultamos o nos insultábamos diariamente. “que tonto soy”, “no aprendo”, “hasta cuándo la voy a seguir regando”, son sólo algunas de las típicas frases que ocupamos, peor aún si se las aventamos a alguien más, por ejemplo a tus hijos, pareja, padres, maestros, empleados, etc. Al final, es la misma intensión. Busca esa voz interior que seguro tiene años clamando ser escuchada, es tu intuición, hazle caso, presta atención. Te aseguro que si mueves tu enfoque a ella, jamás te arrepentirás de ninguna decisión tomada bajo su guía. Puedes comenzar por, en vez de maltratarte porque algo no salió como querías, hacerte responsable y reflexionar acerca de tus elecciones, de esa manera, esta voz interior se irá haciendo más fuerte, trayendo a ti la paz que anhelas y el amor hacia ti mismo que nadie te puede proporcionar.

5. En lugar de compararte con otras personas para sentirte menos, pregúntate a ti mismo(a), ¿soy mejor que yo mismo(a) hace un mes, un año? ¿Estoy mejorando comparado(a) conmigo mismo(a)? Una de las razones más comunes por lo que la gente sufre, es que nos andamos comparando con todo mundo, esto se lo debemos a antiguos paradigmas educacionales y a la mercadotecnia, nos comparamos, básicamente, para medirnos ante otros por lo que pensamos son las mismas circunstancias de vida, y de alguna forma buscar consuelo o justificación de nuestro estado de vida. Nadie vive la vida de la misma forma, bueno, eso no sucede ni en los gemelos idénticos. Dios nos hizo seres individuales y cada uno de nosotros tiene un desarrollo, mídete contigo mismo(a) a través del tiempo y siempre en positivo. Ser mejores personas no significa tener más o poder hacer más, significa vivir en paz. Enfocarme en ser una mejor persona hoy, debe de ser nuestra aspiración cotidiana, y así todos los días. Si ayer tirabas basura en la calle y hoy ya no, estás siendo diferente, así de simple. Cambio es cambio.

Elije cualquiera de estas sugerencias para modificar radicalmente y luego selecciona otra, de estas o de cualquier otra que seguro ni mencioné. Recuerda, tú atraes todo a lo que le das tu atención y energía. El enfoque que le des a tu vida marca el ritmo para vivirla. ¿Bailas al son que te toquen, o tú eliges la tonada?

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